En el esquema actual de alta dirección se deben observar tres premisas:
• Aceptar el cambio con una actitud positiva
• No dejar nunca de pensar en formas de cambiar
• No asumir que las cosas se deben de hacer de un determinado modo porque es el más eficaz, ya que siempre será mejorable.
El nuevo entorno de negocios, los acelerados cambios, la mejora continua, la alta competitividad en el mercado nacional y global, la nueva fuerza de trabajo basada en el talento, son algunos de los escenarios donde nos movemos actualmente. Como consecuencia muchas empresas no solamente entienden que es necesario renovarse y rediseñar sus procesos de trabajo orientados a optimizar la calidad, distribución y precio, sino que también entienden que es necesario ayudarse a reenfocar su visión interna y externa como activos fundamentales de su proceso.
El líder empresario sabe que articular una nueva visión produce más energía para la marcha de su empresa. Ahora bien, nunca es suficiente comunicar esa visión varias veces, sino que hay que repetirla hasta la saciedad y sobre todo la importancia de ponerla en práctica.
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